jueves, marzo 13, 2008

Presencia de Vicente Quirarte

IV

Nadie necesita de nadie. Sin embargo el que ama es semejante al bebedor de café que necesita para su pequeña ceremonia la mesa elegida, la taza única, la carga preciosa de ese líquido que es el perro más fiel del solitario. Y así como el cliente no encuentra paz en otro sitio, aunque realidades como mesa, taza, líquido oscuro, calle mojada sean las mismas, el enamorado piensa que ninguna sonrisa, ningún modo de andar, ningún perfume son semejantes a los del ser perdido.


XIV

¿Por qué no aceptar que el amor no es solo prestado, como la silla en que nos sentamos, la ropa que nos cubre, el vino que bebemos? Aunque el enamorado intenta engañarse creyendo que hace por primera vez cuanto mira, los mismos objetos hoy parecen rotos, no nacidos, con esa sensación de inutilidad que a veces nos asalta cuando el tren se retrasa y no podemos leer, fumar, estar a solas ni en compañía y somos un bulto mas al lado de nuestro equipaje en medio de andenes, a pesar de las multitudes, solitarios.


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