martes, abril 04, 2006

Sonidos Interiores

Aproximadamente hace diez años, en todo México había un movimiento de rock de muchas bandas en donde todas luchaban por tener un sonido propio. En la lucha para sonar a otras formas tanto crudas, había cuando menos un corpus de bandas y grupos de rock tanto a nivel local como nacional. Las bandas y los músicos luchaban por una independencia en la cuál su meta era conseguir desde mejores instrumentos, hasta mejores espacios en los cuales presentar su propuesta. Había parques, teatros, en donde fuera de un lenguaje influenciado por los medios o canales de televisión como Mtv, los grupos de rock en español estaban en pleno período de búsqueda y de encuentro en un mismo plano que puede llamarse creativo. Con la llegada de la música electrónica a finales de los noventas, la aparición y presencia de raves en todas las ciudades hizo que los movimientos contraculturales que venían desde la periferia hasta una ciudad capital donde empezaban a promocionarse desaparecieran. Se pasaron los espacios musicales que se habían logrado en las ciudades a las afueras de las mismas ciudades en casas o quintas, en donde la presencia de los espectadores de los escenarios roqueros de la ciudad escaseaban, y estos se quedaban marginados para poder asistir a estos eventos, puesto que una visión de elite para ese momento, ya se había apropiado de lo “propositivo” musicalmente hablando, presentándolo de otra manera, una manera digerible a las autoridades que en un inicio se habían escandalizado por la presencia de “drogas” duras y suaves en ese tipo de eventos, en donde un grupo social reducido presentaba una idea “artística” musical de su experiencia de mundo, donde se representaban los intereses de una clase económica que terminó por estrangular la espontaneidad y frescura de un movimiento que iba de afuera para dentro, ahorcando los oficialismos e incomodándolos mucho, para llevar el movimiento hacia “muy lejos afuera”, pero en una afuera restringido por una visión burguesa de elite, carente de capacidad para entender que no cualquiera puede elegir ser músico, y que esto también representa un oficio al cuál hay que entregarse y no pasar como “las mejores grandes posibilidades musicales” de la ciudad, para cierto grupo de gente ignorante de la variedad musical en el entorno pues su visión y capacidad expresiva, al estar mediatizada, al estar en “lo que vende”, todavía es muy reducida.