martes, junio 24, 2008

Sin andanza, sin tripulación


lunes, 23 de junio de 2008

Manuel J. Tejada Loría


Años atrás, cuando algunos estudiantes de la Licenciatura en Literatura Latinoamericana presentaron ante la Sociedad de Alumnos el proyecto para una revista cuya línea editorial estuviera enfocada al análisis y difusión de la literatura, fue rechazado por el entonces presidente Cristóbal León.

La razón era (y es) obvia: la Facultad de Ciencias Antropológicas es un espacio al cual confluyen varias licenciaturas como lo son las de Historia, Arqueología, Antropología Social, Literatura Latinoamericana y Comunicación Social; apoyar una revista dirigida a un solo auditorio hubiera creado un conflicto de intereses.


Es por eso que fue necesario replantear el proyecto, según me comentó su primer editor Tomás Ramos. Se reestructuró de tal manera, que la publicación tuvo una apertura total y no sólo se dio cabida al debate académico, sino también se dio un merecido espacio a la creación literaria, aun cuando éste haya sido de manera intermitente. Así, para la selección de textos se conformó un consejo editorial con un representante de cada carrera.


Precisamente, en ese espacio para la producción literaria se publicaron a nuevos escritores como Juan Esteban Chávez Trava, el dramaturgo Ivi May, el poeta Manuel Iris Herrera, entre otros, quienes en su momento eran estudiantes de la Licenciatura en Literatura Latinoamericana pero que también escribían y que hoy siguen consolidándose con paso firme.


Hay que señalar que la Licenciatura en Literatura Latinoamericana de la UADY no forja escritores. Su enfoque académico está orientado al análisis del discurso literario. Sin embargo, alguno que otro estudiante escribía, otros pintaban --como fue el caso de Brenda López-- y uno que otro más, de vez en cuando dormía.


Pues bien, esta apertura de la revista de incluir textos académicos, científicos y literarios, quiero suponer, le dio su nombre: Andanzas y tripulaciones. Sin duda su aparición, para la comunidad estudiantil, representó una oportunidad para publicar y así alimentar el currículum tan necesario para conseguir un trabajo o ingresar a un postgrado.


La inclusión de traducciones de textos mayas al español o desde el inglés, así como de cuentos y poemas escritos en maya de escritores tan importantes, como Ismael May May y Feliciano Sánchez Chan, dieron nuevas dimensiones a la publicación.


El cambio de dirección y del consejo editorial trajo nuevas oportunidades para Andanzas… La nueva época mostró una revista editorialmente sólida con líneas y estrategias bien definidas. Sin embargo, en los últimos números es notable la ausencia de creación literaria, sin que en la misma revista se explique hasta el momento un porqué razonable de tal decisión.


Intentar una revista cien por ciento académica, se comprende, pero la falta de una explicación oportuna sobre dicha omisión, no, y deja mucho que pensar.


Los cuestionamientos son inmediatos: ¿al dejar fuera la creación literaria no se está negando el objeto de estudio de una licenciatura como literatura latinoamericana? ¿No se está negando una oportunidad de publicación a los mismos universitarios que, en medio de nuevas lecturas e interpretaciones del discurso, tienen propuestas literarias que enriquecerían el panorama literario local? ¿Cómo Andanzas y tripulaciones puede desligarse de esa primera visión plural que fue incluyente y conciliadora?


Preocupa. Los espacios para la creación literaria son cada vez menos. Hoy, una revista dedicada únicamente a publicar cuentos, poemas o ensayos literarios se las ve muy difícil. Por eso Andanzas… era (y puede ser) el espacio idóneo, una excelente estrategia para la difusión literaria. Dos o tres páginas de creación no desvirtúan la revista.


Hay tantas cosas que tienen que replantearse y llevar a una reflexión más profunda. La importancia de un proyecto editorial reside en que sea operado con inteligencia y que su contenido incite a una dialéctica con los diferentes horizontes de nuestro entorno. Es importante que si la necesidad lo amerita, es decir, si los estudiantes así lo requieren, este espacio para la creación literaria sea reabierto de nueva cuenta.


De esta manera, Andanzas y tripulaciones retomaría su vitalidad como espacio de diálogo que animaría, incluso, la nueva dinámica de encuentro y convivencia entre disciplinas en los campus, así como entre los universitarios. En otras palabras, que este proyecto no sea uno más sin andanza, ni tripulación.