lunes, diciembre 22, 2008

La manipulación literaria

Escribir Profundamente
 
Por Tomás Ramos Rodríguez

La ofensa más terrible de los mediocres en la literatura es decir que una persona “tal o cual” no tiene su perfil de escritor. Que este “tal o cual” con una sensibilidad en potencial desarrollo no le “convence”; no autorizan el camino artístico elegido por el principiante negándole su carácter de futuro interpretador social. Las personas libres de estos condicionamientos viven fuera del miedo a reflexionar en sus errores observando su interior, haciendo un trabajo de la más alta calidad manifestándose con un grácil acto creativo.

Escribir es un intenso ejercicio de reflexión para estar más cerca de nuestro entorno, acercándonos a nuestra sociedad. Quien escribe desde los océanos inagotables de su interior libre de condicionamientos estéticos, lo hace como un acto revolucionario de sacudimiento de sus arquetipos más profundos produciendo un cisma en los fundamentos de lo mediocre.

Quien verdaderamente crea estéticamente lo hace también hablando de los padecimientos sociales que le consternan. Cuando creamos escritura acerca de nuestro pueblo forjamos estructuras hablando de quien más sufre y también de quien más goza. Los semejantes que conviven con el artista también viven su mismo tiempo histórico; es por eso que tienen sentimientos similares. La escritura estética nos sirve para acercarnos a nuestro prójimo, no para alejarnos de él. Este acercamiento produce una comunicación que fractura los dispositivos de la ignorancia donde establecemos un diálogo con los orígenes de los mecanismos de quienes manipulan el poder.

Reflexionar sobre este proceso es un acto de verdadera libertad. La lectura es un acto de sensibilización que nos hace reconstruir nuestra conciencia para emprender un viaje hacia el entendimiento de nosotros mismos.


Las diversas literaturas nos hablan de los gustos contenidos en la sociedad. El oficio de escribir normalmente está regulado por seres sedientos de autoridad que desean utilizar este medio como un sistema de control que los posicione como “especialistas” del arte. La imposición de la literatura culta, conservadora y costumbrista, solo devela los intereses perversos a la orden del día.

La necesidad de reconocimiento pesa mucho hoy en quienes quieren obtener un puesto político frente a quienes están en el poder. La lambisconería en forma de artículos revestidos de “intelectualidad” no pasa de ser una verborrea indignante, porque se escribe “crítica” políticamente correcta para quedar bien con el poder. La educación y el arte son de esta manera manipuladas por “intelectuales” que abogan por el silencio de las voces literarias jóvenes escribiendo desde su conveniencia personal y no con un compromiso al fomento de una educación digna; siendo este un espectro más de los intereses oscuros de la perversidad.

La literatura es el habla de un pueblo trascendida a una forma estética que expresa los modos del ser de sociedades enteras comunicándose unas con otras. Nuestra sociedad está compuesta por infinitos sistemas discursivos.

Los círculos artísticos que se autonombran como expertos, evidenciando una gran necesidad de reconocimiento, son un fraude. En esa búsqueda de autoridad pretenden legalizarse abusando de los jóvenes, posicionándose como voceros únicos del “conocimiento” artístico, con mecanismos de poder caducos que siguen pensando como novedosos evidenciando su retraso y su total ignorancia de la realidad, además de una visión ensimismada y desconectada de su entorno social.

El ignorante no puede darse cuenta de esto a pesar de su “exquisita” educación y “refinado” conocimiento. Ante el público se hace al desentendido y en la intimidad sufre cuando su imagen no se refleja en los espejos. Esta ausencia de diálogo con él mismo solamente evidencia su extravío en el abismo de su circunstancia, siendo expulsado para siempre de las mentes creativas que lo han dejado atrás girando en la espiral de su aislamiento, su soberbia y su “cordura”. 

Diciembre 20, 2008. Diario Por Esto!