miércoles, febrero 12, 2014

Bravuconerías

Tomás Ramos Rodríguez

Estimado Manuel Álvarez Gato:

Aproximadamente hace 10 años, después de darle inicio a nuestra amistad, empezamos a reunirnos en los cafés citadinos. Caminábamos por las calles de Mérida pensando en los atardeceres cuando era de noche; cuando era de día, pensábamos nuevamente en la noche. Hoy es nuevamente el aire, adverbio modificando el verbo, nuevamente la charla y la tertulia, nuevamente la literatura pero sin las redes sociales.

Lo mejor al escribir contigo ha sido trascender talleres literarios, pelafustanerías y pirómanos disfrazados de lenguajes barrocos; nunca han enunciado el canto positivo de la angustia, aunque disfrazan de heroísmo el dolor de pecho y la desesperación. La literatura no es angustia mocha, sino tonalidades deslumbrantes que se abren ante nuestros ojos.

¿Sabes? Pensaba en el tapón, creo que muchos necesitan tapar el boquete. Paquetes por doquier, hasta en el café de olla y en el oráculo del menú. Pienso en la cartografía caníbal, el Che tomando mate y en las hazañas de Jimbo y el Cachaco en los bordes de la frontera.

¿Sabes que viví 2 años en la frontera de Ciudad Juárez y El Paso, Tejas? Viví en las entrañas indígenas de Nuevo México; ahí tuve una casa, un conejo que hablaba con la luna. La casa avizoraba en la ventana las tardes frescas con un rojo sol, por los inviernos nieve con frío, que se mantenía hasta por 2 semanas sin derretirse de la cornisa, tal como sucedió en Boston donde recuerdo las heladas praderas de la noche. Ahí leí Caliban y descubrí que poseo el lenguaje del amo.

Pienso que reflexionemos en lo que hace unos días el Dr. Gaspar Baquedano escribió bajo el título de MEDIOCRIDADES: “Rechazamos lo que no es afín a nosotros, lo que es diferente, distinto y diverso porque de alguna manera, nuestra posición egocéntrica se siente amenazada con lo que no es igual, parecido o conocido. Atacamos y descalificamos con rabia lo que no es como nosotros, al que no ve las cosas como creemos que son, a quien se atreva a presentarnos una imagen del mundo que se escapa de los rígidos y estrechos márgenes de nuestro autoritarismo.”

Ese “nosotros” donde se encuentra reflejada la sociedad es la que nos rechazará, siempre ha sido así, por pensar de manera diferente a como lo hacen los demás. Dentro de este parámetro se encuentra, por supuesto, la cultura, el arte y la literatura. Pasemos a otra página, sigamos escribiendo la visión que portamos ante quienes no la entienden y, no quieren entender, bajo la enorme capa del ego y el autoritarismo. Ellos serán alcanzados por su destino, tarde o temprano, pero dentro de poco.

Hace 10 años las guitarras nos sorprendían en la madrugada, leíamos los poemas que ayer tanto nos inspiraron, nos reuníamos en los cafés todos los días, nos incendiaba la avenida y el tránsito de los autos pasando, las parejas amándose cuando aún no existían los celulares. Recuerdo el teléfono público afuera de mi casa en la avenida, alrededor del cuál los amigos nos quedábamos a contar historias sobre el amor. Aquel amor, junto al teléfono, que tan solo unos días nos había abandonado para siempre.

Atentamente:
Jimbo “El Tomate” Jones.
Desde la Finiquera, en la Nazizona, en el corazón de Aztlán.

P.D.1. ¿Y la literatura, otra vez, cuando?
P.D.2. La literatura es un mar que, como lenguaje, en sí misma se desborda.

Periódico Por Esto! 3 de mayo de 2013. 


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