son ellos,los sinvergüenzas, los homicidas:los que nos deshonran y nos apremiany son iguales al odio que se tragan,aunque se hagan pasar por intelectualesnos devoran,nos expulsan,nos engullen,nos creman en basurerosquienes nos besan las manospara decirnos que, con ellos,los ellos, los inigualables,estaremos más segurosque si el cambio está en nosotros,que si somos flojos, qué malagradecidos,que si el anti-poeta Parratejió el discurso de los asesinoslos incógnitos, los mentirososlos que censuran la patria latinay escupen en nuestras hojas;los que nos callan y nos expulsanporque les somos incómodosellos los tan cómodos, los ensombrecidossinvergüenzas exquisitosporque no dejan la falsa modestia,el dedo juicioso y la pose del escritor progre;abarrotan páginas de Facebookporque no quieren tolerar otra vozporque no les gustan nuestras sonrisasy la alegría rebelde de nuestra juventudpor estoque vivan las juventudes eufóricas,que vivan los periodistas combativos,las madres guerreras, y las selvas,y mueran las hogueras del verboque vivan Benedetti y Gelman,y todos los que desaparecieronque vivan los estudiantesque nunca probaron un beso,que nunca arrullaron una caricia,que no lloraron la ternura del hijo
que sus gotas nunca estremecieronque ellos sepan que los recordamos,y los siniestros que nunca olvidaremosporque nosotros,los que marchamos por la noche,siempre, siempre, siempre cantaremos
jueves, septiembre 26, 2019
Los siniestros, Tomás Ramos Rodríguez
miércoles, septiembre 25, 2019
martes, septiembre 24, 2019
sábado, septiembre 21, 2019
I Have Roads In Me, Jimmy Santiago Baca
I HAVE ROADS IN MEwinding within my arteriesinto distant hillsof memories,where dreams float like dandelion fiberson bright, chill, breezymornings under a canopyof cottonwood branches.Where leaves glimmersunlightroads turn.I have roads in mewhere drums pound a sacrificeand beckonto again believe in life’s wonder,where I lean the intense passion,seeing the sparkling, dewdrippingleaves upon moist, pine-needled ground.My heart restored,I am guidedby starsand a raging desire to live.
Jimmy Santiago Baca, en Singing at the Gates: Selected Poems (2014), 109.
miércoles, septiembre 18, 2019
Poema interrumpido por un allanamiento, Juan Bañuelos
Aquí la sangre, aquí tal si saliera
de una enorme bestia destazada.
La humareda de los siglos ahogándome.
Golpeando atrás del alma, golpeado
en nombre de la puerta custodiada:
"Ten coraje, Bañuelos.
Valor, viejo".
Será en la cacería siguiente
cuando mi íngrimo horizonte
caiga bajo la zarpa estrujamiedo.
Será. Será.
Los nervios con sus patas de diarrea.
Será el ciempiés errante de las fosas
abiertas en los rostros.
Y hallándome acosado
parpadeó el espejo
detrás de mi memoria.
Jugué a tener memoria.
Ascendí ensacerdotado de juncia y de cafetos.
Corrí por los llanos de Colón.
Fuí huésped a los quince
de aquella cárcel municipal,
y luego él "considera que es tu hijo"
y "o das tu cuota o friegas los excusados"
y ese olor natal de Tuxtla y sus alrededores
cuando, leyendo bajo el puente, el agua era
una ave larga que volaba boca arriba.
Y ahora aquí, entre la producción y el miedo,
"bendito seas entre todos, bendito", "no te eches
a perder", "visita a tus tíos"...
Avergonzado de gastar todos estos años
en imágenes de aserrín, con los puños cerrados,
como el lagarto al acecho del mosco
en la ribera.
Necio. El polvo de la persiana cae en mis hombros.
Qué quiere usted. Salmuera en mi ojo izquierdo
que rodea desgarrado el farallón
de lo que he podido soñar, de lo que tú no soñarás:
"la bida práctica es astucia, mi amigo.
Jode, come y vebe. Entra al PRI"...
Y todavía habrá personas que se asombren
cuando cuentes que las hormigas
rezan su hastío, que el odio nunca está solo,
y que la sombra del durazno
huele lo mismo que su flor.
(Ay pequeño Sabinal de lavanderas
chorreando sol bajo las miradas
de las comadrejas y de la hierba
asustada).
Y hallándome acosado,
en tanto aplaco
mis nervios con sus patas de diarrea,
mientras enloquezco,
mientras muerdo estas paredes,
acuso a la luz
de que al abrir una granada
se despeñó hacia adentro
haciendo saltar su espuma roja
idéntica
a la que expulsa el azteca desollado.
Juan Bañuelos,en Espejo Humeante (1968).
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