lunes, enero 14, 2013

¿Y la literatura cuándo?

Tomás Ramos Rodríguez

Diariamente puedo notar en redes sociales como Facebook o Twitter, “poetas” (no sólo adultos sino quienes aun se consideran “jóvenes”) surgen como la espuma, autogenerándose constelaciones de “seguidores” sin siquiera tener una escritura sólida. Promueven su imagen como “escritores” (para luego solicitar apoyos económicos en instituciones de gobierno y premios estatales de la juventud) sin tomar en cuenta el cuidado en la calidad literaria del trabajo propuesto.

Imágenes, tuits, relámpagos a destiempo. Hipsters, vintages, enguayaberados; son lo mismo. Escritores y “poeta joven”: megalómano en la ejecución del chelo.

¿Hasta dónde llega la ambición de estas personas que hacen oídos sordos al desencanto que parece vivir la sociedad yucateca en muchos de sus momentos?

¿Estos “exquisitos” de la cultura estarán pensando qué pasa con el diario suicidio de yucatecos, como el un niño de 12 años en una comunidad del estado? ¿O estarán pensando en el siguiente premio literario de Ottawa o Budapest?

Parece que los autodeterminados “artistas jóvenes” son los interesados en colocarse en la pasarela de las adulaciones para esperar su turno. Asimismo, estos escritores de mediana trayectoria están rebosantes de premios sin ningún reconocimiento internacional. Enfrascados en dimes y diretes cobardes en Internet con otros “poetas”, tienen por ánimo ser reconocidos como la nueva gloria local.

Estos sendos personajes que desean “encarnar” la cultura yucateca lesionan el nacimiento de nuevas voces literarias en nuestro estado. Cuando se autodeterminan a ser los nuevos patriarcas de la poesía nada más forman parte de la misma ola continuista que usaron como un estandarte contra el cual había que oponerse en su megalómana vida. Nada más para terminar siendo parte de la misma ola continuista que sumergió el discurso literario yucateco en un peligroso ostracismo.

Difícilmente se avanzará en el ámbito poético; hasta que se recupere ese ánimo por escribir profundamente, sin pensar en acomodarse con la dependencia gubernamental en turno o para sentirse un enano dios. Cuando es un proceso creativo profundo, lejano de ese ego de pecho inflado, se escribe poéticamente con una actitud diferente. No como un dios enano a quien los mortales tuvieron la suerte de admirar cuando se dignó a llegar de viaje o presentarse a un evento público por última vez.

¿Acaso usted piensa que más adelante podrá seguir engañando a los jóvenes yucatecos, tan ávidos de conocimiento, mientras articulan un nuevo conocimiento cultural usando su inteligencia con herramientas, como los libros y el internet, para comunicarse y no dejarse engañar?

Periódico Por Esto! 7 de enero de 2013. 


No hay comentarios.: