TU
Primero llegaron el dolor
y tu sonrisa: el atrio de cristal
donde oficiabas sin saberlo
un rito de leche y de luz.
El dolor yo lo creía
más que un estado
el nivel de cualquier estado
un modo de acceder a la afinidad
un acuerdo para abordar la caída del tiempo
y nuestra difícil confusión.
La alegría pudo bordar juegos de pirotecnia
entre los manjares delicados
que gustábamos.
Pero. ¿cómo abandonar el dolor
si para llegar a ti
era preciso excavar
y seguir la más ligera huella
hasta mí?
Descendí
para pedirte que bajaras conmigo.
No sé si comprendiste
tan necesitado de luz como te siento
que te pedía
penetrar la oscuridad
y recuperar la luz
sin ser como la nada que crece
en una llamarada de risas y espuma.
Y vino el ansia de entenderte.
Tu historia caminaba por las calles.
La memoria con toda su fuerza
era incapaz de extenderse hasta el presente
y yo enfrentaba al amigo
que buscó mirarme partir.
Yo como tú al otro costado del Atlántico
me perdí tal vez
donde el mar pierde importancia.
2 comentarios:
Esse Tomás!!!...
Aquí mandando un saludo desde el puebloquieto que tanto extrañas.
De extrañas maneras por formas por demás raras llegué por aquí... (me dijio Majo)
Nomás dejando firma, invitándote a checar el blog más roñoso de las letras yucatecas (después del mio) http://extrarrealismo.blogspot.com
una pregunta sobre algo que me tiene con el jesús en la boca...
¿Cómo sobrevivieron al curso de Igor?
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