Y sin embargo sé que son tinieblas
las luces del hogar a que me aferro,
me agarro a una mampara, a un hondo hierro
y sin embargo sé que son tinieblas.
Porque he visto una playa que no olvido,
la mano de mi madre, el interior de un coche,
comprendo los sentidos de la noche,
porque visto una playa que no olvido.
Cuando de pronto el mundo da ese acento distinto,
cobra una intimidad exterior que sorprendo,
se oculta sin callar, sin hablar se revela,
Comprendo que es el corazón extinto
de esos días manchados de temblor venidero
la razón de mi paso por la tierra.
Fina García Marruz
Premio Nacional de Literatura, 1990
Cuba